Leé el siguiente cuento y respondé:
El sonido de la lluvia
Adriana
Ferraggine
“Luisito dijo:
—Me cambiaron el sonido de la lluvia. Y se
puso a llorar.
—¿Qué te pasa, Luisito?
—preguntó la mamá.
—Me da miedo —contestó
Luisito, abrazado al cuello de la abuela. La
mamá lo miró raro. El papá también.
—Lavate la cara, que te doy un caramelo —dijo
la abuela mientras le buscabauno en la caramelera azul. Y Luisito se sintió
muy, pero muy solo. Y, como nadie lo entendía, cerró la boca y se conformó:
—Total, hasta la próxima lluvia me olvido.
Pero a la madrugada, otra vez llovió.
Y Luisito otra vez tuvo miedo. Y eran las
cuatro de la mañana. Y la mamá tuvo que levantarse a consolarlo. Y el papá le
dijo “grandulón”. Y a él le dio mucha vergüenza.
Luisito, entonces, cerró la boca y pensó: “La
próxima vez que llueva, voy a tener que investigar yo solito, nomás”. Pero esa
noche no llovió. Ni la próxima.
Se puso a llorar. Y eran las cuatro de la mañana. Y la mamá tuvo que
levantarse a consolarlo. Y el papá le dijo “grandulón”. Y a él le dio mucha
vergüenza.
Luisito, entonces, cerró la boca y pensó: “La próxima vez que llueva,
voy a tener que investigar yo solito, nomás”. Pero esa noche no llovió. Ni la
próxima. Ni la siguiente. Ni la sucesiva.
Varios días pasaron, hasta que volvió a llover. Y otra vez, de noche.
Cuando Luisito escuchó los sonidos misteriosos de la lluvia, volvió a tener
miedo. Pero se lo aguantó. Y no lloró. Y se levantó. Y miró. La lluvia caía
igual que siempre, de arriba para abajo. Y el patio se veía igual que siempre,
de seco a mojado. Y las plantas reaccionaron igual que siempre, de
achicharradas a rozagantes.
Pero el ruido de la lluvia, efectivamente, había cambiado. El
tiquitiquitiqui era clan clanclan. Clan ClanClan. ¡CLAN CLANCLAN!
Luisito se agarró la cabeza, se tapó las
orejas y largó un chillidito agudo de protesta que despertó al loro. El loro
gritó y despertó al gato. El gato, al perro. El perro, a la abuela. La abuela,
a la mamá y la mamá, al papá. La mamá se enojó. El papá gritó. Y la abuela se
resfrió y empezó a estornudar.
Todo por su culpa.
Inmediatamente, lo secaron de la cabeza a los
pies, le cambiaron el pijama y los soquetes, y lo mandaron a dormir solito, por
más miedo que tuviera.
Luisito, entonces, cerró la boca y pensó:
“Tendré que esperar una nueva lluvia”. Y esperó. Y cuando volvió a llover, por
suerte era de día. De día todo se veía mejor. Hasta lo que le daba miedo. Así
es que salió al patio y, cuando escuchó el clan clanclan, no gritó. Ni lloró.
Se quedó calladito, esperando una señal. Y el clan clanclan llamaba como si
dijera “aquí, aquí, aquí”. Y Luisito fue.
Y lo encontró. En el rinconcito, debajo de la
cuerda de tender la ropa, al lado de la parrilla y las macetas, su platito de
cuando era bebé se llenaba de agua. Clan ClanClan.
Entonces, Luisito lo levantó, lo llevó a su cuarto
y lo secó. “Pobrecito”, pensó, “estaba tan solo”. Después lo ubicó en la
repisa, al lado del autito azul y la pandereta. La lluvia volvía a tener el
sonido de antes. Y Luisito ya no le tuvo miedo”.
Respondé:
a) ¿Qué le daba miedo a Luisito?
b) ¿Había cambiado el sonido de la lluvia? ¿Por
qué?
c) ¿Qué producía el ruido extraño?
d) ¿Por qué Luisito se llevó su platito de cuando
era bebé a su dormitorio?
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EL MONSTRUO DEL AGUA
Autora: Isabel Muñoz
(Antología literaria de 5ºB)
Un
relámpago iluminó la ventana.
Manu
se escondó dentro de las cobijas ¡Qué susto le daban las toementas!
Escuchó
un trueno. Se tapó las orejas con la almohada.
Enseguida
, una lluvia torrencial sacudió su cuarto.
Manu
llamó a su mamá.
-Tengo
miedo.
-Dormí
Manu. Es sólo la lluvia- dijo su mamá. Corrió las cortinas y se fue.
Manu
espió un poquito por encima de las sábanas.
Sabía
que él vendría.
Le
gustaba de pronto en las noches de tormenta.
¿De
dónde saldría, si las ventanas estaban cerradas?
Lo
había visto varias veces : era azul, y tenía una pelusa luminosa en el
cuerpo.¿Era el MONSTRUO DEL AGUA!
Manu
pensó en esconderse debajo de la cama , dentro del ropero…
Metió
la cabeza entre las frazadas y se abrazó a su osito. Se lo habían regalaso
cuando era un bebé. Ya estaba gastado el pobre.
Los
truenos u los relámpagos repiqueteaban en la ventana.
De
repente, el silencio.
Manu
sabía que se le iba a aparecer EL MONSTRUO DEL AGUA.
No
se equivocó.
Desde
su escondite debajo de las cobijas, escuchó su risa horripilante.
Lo
espió.
Sí,
ahí estaba, del tamaño de un gato, azul, un poco luminosos y pálido.
-Andate,
MOSN…MONS… MONSTRUO- dijo al fin sin llorar.
Pero
el monstruo no se movía. Lo miraba desafiante.
Manu
se metió de nuevo debajo de las sábanas y rogó que la tormenta termonara. Pero
los truenos retumbaban y la lluvia era torrencial.
Ahora
el monstruo caminaba sobre su cama,
-Andate
MONS…TRR…UO-trartamudeó muerto de miedo.
Pero
el maldito seguía ahí, dando saltitos y riéndose a carcajadas.
Manu
lo espió otra vez.
Vio
que con cada saltito, el monstruo desparramaba pelos azules por toda la cama.
Azules y luminosos.
Manu
se protegió.
A
la mañana siguiente cuando se despertó, el sol trataba de entrar por las
rendijas de la persiana.
-¡Uff,
Por fin!- exclamó-. ¡Vencimos al MONSTRUO DEL AGUA!
Miró
al osito mientras se frotaba el sueño de los ojos.
Y
lo vio a su lado, salpicado igual que la cama, por una pelusa azul, un poco
luminosa.
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